El Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas debe su nombre a una historia muy singular, ya que dicen que se apareció una virgen. Al ser una zona situada junto al río es muy rica en barros y arcillas, circunstancia que se aprovechaba en la antigüedad, concretamente sobre el 1248 para implantar unos hornos destinados a realizar manualidades, y fue en uno de ellos donde se apareció la virgen. A partir de este suceso se fundó el monasterio y se ampliaron los terreros de este sitio.
Después resaltando de una manera breve acontecimientos que han sucedido en este monasterio, cabe resaltar las contiguas inundaciones a las que se ha visto sometida la Cartuja, debido a su situación geográfica situada junto al río.
Por este monasterio han pasado personajes tan ilustres como Cristóbal Colón, el cual preparó uno de sus viajes allí y sus restos cuando falleció permanecieron en el monasterio durante más de treinta años, o Felipe II.
La Cartuja era un lugar estratégico muy importante, motivo por el cual estaba en constante cambio, como así sucedió durante la invasión de los franceses con Napoleón a la cabeza, el cual expulsó a los monjes y los franceses instauraron allí uno de sus cuarteles.
Después de este período algo oscuro para la Cartuja el monasterio quedó abandonado hasta que un comerciante inglés lo adquirió en 1839, para años más tardes convertirlo en una fábrica de porcelanas china. Al principio este comerciante llamado Charles Pickman fue respetuoso guardando la forma del monasterio, aunque este fuera convertido en una fábrica, pero poco a poco la demandas que requiere una fábrica lo hizo cambiar su postura inicial y el monasterio pasó a tener una imagen más encaminada a una fábrica, con todo lo que esto conlleva( chimeneas y hornos). Este periodo terminó en 1982, cuando la actividad de la fábrica ceso.
A continuación podemos ver una imagen de la fábrica:
En 1986 la Junta de Andalucía decidió restaurar este complejo situado en la Cartuja, intentando conservar su pasado tanto como monasterio, como cuartel de tropas, o como fábrica. Así de este modo, en 1989 se creó el” Conjunto Monumental de la Cartuja de Sevilla”, cuya funciones no eran otras que las de dirigir el momento y convertirlo en un espacio para la investigación y la transmisión cultural.
La Expo de Sevilla de 1992 fue el empujón definitivo que hizo que este monasterio contara con unas instalaciones adecuadas para destinarlas a exposición.
Por último y para culminar con la función museística de este centro, en 1997 se implantó en este monasterio “El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo”.
Este centro se creó para cumplir unos objetivos claros en Andalucía en la promoción del arte contemporáneo, así como también en la realización de tareas de investigación.
Para cumplir con lo dicho anteriormente se empezaron a adquirir obras para tener una colección propia relacionada como su propio nombre indica con el arte contemporáneo.

En 1997 el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo se convirtió en una entidad independiente, es decir, pasó a depender de la Consejería de
Cultura, pero llevando la entidad la gestión de todo lo que guarda relación con ella.